Asia y yo: conversaciones con artistas: José María Yturralde
Con 14 años, el judo ayudó a José María Yturralde (Cuenca, 1942) a envolverse en una meditación activa al pintar, uniendo lo físico con lo espiritual. Fue entonces cuando conoce a Yves Klein, sin saber que el maestro judoka era un importante artista del neodadaísmo, como descubriría en París más tarde. A su regreso a Cuenca entra en contacto con Fernando Zóbel y Gustavo Torner, que afianzan su comprensión del arte chino. Participó en la Bienal de 1978, con piezas semitransparentes y orgánicas que eleva en el aire por la mañana y recoge por la tarde cuando baja el viento. En 1990 viajó a Japón, donde el templo de la Paz del Dragón y el jardín de roca de Ryoan-ji le causan una honda impresión. En la ruta de la seda encontró más afinidades que distancias entre las personas. Siente un interés profundo por entender quiénes somos, por descifrar los orígenes de la conciencia, no desde la investigación y la lectura, sino desde la pintura.