Marfil tallado, 3,6 x 2,2 x 2 cm
Musée d'Archéologie Nationale, Saint-Germain-en-Laye
Obra comentada por:
Enrique Baquedano
Arqueólogo. Director del Museo Arqueológico Regional, Comunidad de Madrid
Obra comentada por Enrique Baquedano
Cuando en el verano de 2006 el director del Museo Arqueológico Nacional de Francia, mi amigo Patrick Perin, puso en mis manos la conocida Dama de Brassempouy, confieso que debí contener las lágrimas para no mojar la más excepcional de entre todas las venus paleolíticas. Al marfil de mamut en que está tallada esta pieza de 3’65 centímetros no le hubiera sentado bien el agua salada, aunque en el Báltico se rescaten cientos de esqueletos de mamut pleistocenos bien conservados.
Desde mi infancia admiro esta pieza que fue descubierta en 1894 por Édouard Piette en la Cueva del Papa, junto a Brassempouy, en las Landas francesas. Podemos decir que se trata de la primera representación de un rostro humano, tal vez con la excepción de la venus de Dolní Vĕstonice (Moravia, República Checa), algo más antigua, aunque de muy inferior calidad.
Obra comentada por Enrique Baquedano
Cuando en el verano de 2006 el director del Museo Arqueológico Nacional de Francia, mi amigo Patrick Perin, puso en mis manos la conocida Dama de Brassempouy, confieso que debí contener las lágrimas para no mojar la más excepcional de entre todas las venus paleolíticas. Al marfil de mamut en que está tallada esta pieza de 3’65 centímetros no le hubiera sentado bien el agua salada, aunque en el Báltico se rescaten cientos de esqueletos de mamut pleistocenos bien conservados.
Desde mi infancia admiro esta pieza que fue descubierta en 1894 por Édouard Piette en la Cueva del Papa, junto a Brassempouy, en las Landas francesas.
Podemos decir que se trata de la primera representación de un rostro humano, tal vez con la excepción de la venus de Dolní Vĕstonice (Moravia, República Checa), algo más antigua, aunque de muy inferior calidad.
Nuestra venus se data entre 26 000 y 24 000 años, en un contexto gravetiense, en las primeras manifestaciones del paleolítico superior europeo. Fue bautizada como “Caperucita” porque lleva una capucha que otros identifican como un peinado decorado con trencitas.
En todo caso se trata del fragmento superior de una esculturita femenina a la que, a diferencia de las venus de Hohle Fels (Baden-Wurtemberg, Alemania) o la más conocida de Willendorf (Austria), su autor prestó gran atención en la representación de la cabeza y la cara. Lástima que no se haya conservado el resto de la pieza, aunque cabe suponer que también tendría las características propias de la esteatopigia.
Al propio descubridor, Édouard Piette, le llamaron la atención los rasgos faciales, con la extraña ausencia de la boca, que identificó como propios de los mongoles. A mí me recordó de inmediato las facciones negroides de las mujeres africanas que, con ese tocado propio, hoy, de las jóvenes subsaharianas, nos hace pensar que sólo hacía quince mil años que los sapiens, nuestra especie, habíamos llegado a Europa procedentes de África.
Una historia del rostro en quince representaciones
Dame à la capuche o Dame de Brassempouy
26 000-24 000 a. C.
Buste de femme au chapeau (Dora)
1939
La Santa Faz
1577-80
Cabeza de la
musa Euterpe
c. 120-140 d. C.
Prosopagnosia
2019
Esto si que es leer!
1797-99
Retrato de Irene
c. 40-50 d. C.
Lucrecia Tornabuoni
c. 1475
Queen Elizabeth I
c. 1600
Máscara de danza ekuk
primer cuarto del siglo xx
Untitled (Glass on Body Imprints-face)
1972
El actor de kabuki Sawamura Tanosuke
1869
Iago, Study from an Italian
1867
La Muse endormie
1910
Woman
1949-50