Recitales para jóvenes en la Fundación Juan March
Breve historia de los instrumentos de tecla. Guía didáctica para el profesor

Música para la intimidad: el clave de Scarlatti

Los siglos XVII y XVIII fueron la época dorada del clave. A pesar de que los primeros fortepianos, todavía muy rudimentarios, se comenzaron a construir a comienzos del siglo XVIII, tendrían que pasar todavía varias décadas para que este instrumento ocupara un lugar con la misma importancia que había disfrutado el clave. La mejor característica auditiva de este instrumento es su sonido penetrante, aunque a nuestros oídos modernos quizá pueda parecernos monótono y pobre. Pero si se escucha con atención, resultará evidente que no es así. Las posibilidades de variar el sonido en este instrumento son múltiples, aunque casi siempre muy sutiles: interpretando las notas de una línea melódica ligadas, separadas o picadas, o alterando ligeramente el tempo se consigue evitar la monotonía. Pero existen, además, otros recursos más apreciables para realizar contrastes con este instrumento. Por ejemplo, era frecuente que los claves tuvieran dos teclados, cada uno de los cuales emitía un timbre distinto. También es habitual que a través de un juego de llaves —que variaban muchísimo según los países y los constructores— pudiera modificarse el sonido, haciéndolo, por ejemplo, más brillante o más apagado.Todos estos recursos permiten la realización de contrastes con el clave.

Ver actividad 2.1

Junto a esta característica, la otra que identifica muy bien el sonido de este instrumento es su escasa duración. A diferencia de lo que ocurrirá —como veremos más adelante— con el piano moderno, el sonido de un clave se desvanece pronto una vez pulsada la tecla. Por eso, un rasgo muy particular de la escritura musical para este instrumento es el empleo abundante de notas de adorno; es decir, de notas ornamentales que acompañan a las notas principales, como son, por ejemplo, los trinos, las apoyaturas y los mordentes. Mediante esta ornamentación se conseguía con bastante eficacia destacar las notas importantes, en tanto que el oído las percibe con mayor fuerza y énfasis. En última instancia, es un modo, de nuevo, de introducir contrastes en la interpretación al clave.

Ver actividad 2.2

La razón principal por la que el clave fue un instrumento esencial en los siglos XVII y XVIII radica en su perfecta adaptación al contexto social e interpretativo en que se utilizaba. En esta época, la música era una actividad, en buena medida, circunscrita a unas determinadas clases sociales, más bien elevadas. La música era vista como una actividad culta y también como un signo de distinción para quien la interpretaba y quien la escuchaba. Así, cuando se interpretaba música con el clave, la mayoría de la veces se hacía en espacios muy pequeños: en el salón de un palacio para el deleite de reyes o aristócratas, o en la habitación de unos aficionados acomodados. En estos lugares de reducidas dimensiones el sonido del clave era suficiente para que pudiera ser percibido por todos los asistentes, al tiempo que creaba una cierta sensación de privacidad. En estos contextos, contextos, tampoco el hecho de que el sonido se desvaneciera pronto tampoco suponía un gran inconveniente.

Cuadro de Carlo van Loo, El concierto del Gran Sultán, de 1737 (Wallace Collection, Londres)
Ilustración 12. Este cuadro de Carlo van Loo, El concierto del Gran Sultán, de 1737 (Wallace Collection, Londres), refleja bien el espacio de reducidas dimensiones en el que se empleaba el clave. La escena reproduce la interpretación de un aria de Haendel con tres instrumentos de cuerda. Al clave está Christina Antonia Somis, hija de un famoso violinista italiano, quien canta al tiempo que se acompaña.

BIOGRAFÍA DEL COMPOSITOR: EL MÚSICO COMO SIRVIENTE

Retrato de Domenico Scarlatti
Ilustración 13. Retrato de Domenico Scarlatti a la edad aproximada de 50 años realizado por el pintor Domingo Antonio de Velasco (Instituto José de Figueiredo, Portugal). El compositor aparece acompañado del principal atributo de su perfil artístico: un clave. En la solapa se distingue la condecoración otorgada por el Rey de Portugal.

Domenico Scarlatti nació en Nápoles en 1685 y murió en Madrid en 1757. Su padre, el famoso compositor de óperas y cantatas Alessandro Scarlatti (1660-1725), fue su primer profesor de música cuando Domenico era aún un niño. Durante su infancia y adolescencia acompañó a su padre por los distintos puestos que éste ocupó en Nápoles, Roma y Venecia, entre otros lugares. Estos viajes le sirvieron para entrar en contacto con la intensa vida musical de las ciudades italianas, entre las más avanzadas de Europa en el terreno musical. El joven Domenico desarrolló su temprana carrera compositiva en Roma durante la década de 1710, escribiendo música operística y religiosa. Allí conoció a algunos de los músicos más importantes del momento como Arcangelo Corelli y Georg Friedrich Haendel, que influirían en su producción. En 1719 se trasladó a Lisboa para entrar al servicio privado de la Infanta María Bárbara de Braganza. Diez años después, en 1729, se trasladó a España como parte del séquito de la Infanta portuguesa, que ese año contrajo matrimonio con el Príncipe Fernando de Borbón. Años más tarde, el príncipe fue coronado Rey de España con el nombre de Fernando VI. Domenico permaneció el resto de su vida en Madrid, al servicio de la Reina, quien le proporcionó varias distinciones honoríficas.

A pesar de que la obra de Scarlatti abarca géneros vocales e instrumentales muy variados, este compositor ha pasado a la posteridad gracias al elevado número de sonatas para clave que compuso (más de 550). Estas sonatas, mayoritariamente en un solo movimiento, fueron destinadas al recreo privado de la Reina María Bárbara, quien era una consumada intérprete de este instrumento. Esta extensa producción permitió a Scarlatti explotar los recursos tímbricos y sonoros del instrumento como ningún otro compositor lo había hecho hasta el momento. El conjunto de sonatas muestra una amplia paleta de posibilidades y distintos grados de dificultad, algunas cercanas al virtuosismo. Las sonatas de tempo lento exploran combinaciones armónicas insólitas, mientras que las de tempo rápido contienen cruces de manos y ornamentaciones muy variadas (trinos, acciacaturas, mordentes). Igualmente variados son los ritmos que emplea en sus composiciones, algunos claramente de procedencia popular española. En su conjunto, se trata de un corpus que refleja, como pocos, el contexto íntimo y privado para el que fueron compuestas.

Actividad (2)

  • 2.1  Escucha esta breve pieza para clave y presta atención a los cambios en el sonido producidos por la registración. La registración la realiza el intérprete mediante tiradores, pequeñas palancas o pedales (según los claves), seleccionando las diferentes series de cuerdas que vibraban. Levanta la mano en silencio cada vez que percibas un cambio [Obra: Gavotte I y II de la Suite inglesa nº 5 BWV 808, de Johann Sebastián Bach].

    Ver partitura

    //recursos.march.es/web/musica/jovenes/guia-piano/pdf/7-bach-inglesa.pdf

    Pista 3

    Para ver el reproductor se requiere Flash Player.

    //recursos.march.es/web/musica/jovenes/guia-piano/mp3/3.mp3

  • 2.2  Escucha esta pieza de François Couperin (1668-1733), uno de los grandes compositores para clave de la gran escuela francesa de clavecinistas de los siglos XVII y XVIII (pista 4). Presta atención a la abundante ornamentación de la obra, repleta de trinos y mordentes variados. Observa, mientras escuchas la obra, los signos con los que se indica esta ornamentación en la partitura [Obra: Allemanda del Primer Ordre, publicado en París en 1713].

    Ver partitura

    //recursos.march.es/web/musica/jovenes/guia-piano/pdf/cuperin-complete-kyboard-works-1.pdf

    Pista 4

    Para ver el reproductor se requiere Flash Player.

    //recursos.march.es/web/musica/jovenes/guia-piano/mp3/4.mp3

subir