Luis Martínez Muro

Diez preguntas a… Luis Martínez Muro

La porcelana industrial, emblema y orgullo de los emperadores chinos, fue el punto de partida de Luis Martínez Muro (Santa Cruz de la Zarza, Toledo, 1937) en torno al arte de Asia oriental. A los cinco años se traslada a vivir a Cuenca, donde desarrolla su trabajo como artista, ciudad de la que le seduce el paraje de la hoz del Huécar. Para este artista han sido fundamentales la trascendencia del vacío en el desarrollo del arte contemporáneo; y también los bindu, palabra que en sánscrito significa "punto" o "paquetes de energía estética concentrada" en los que los signos se desplazan hacia un punto magnético, tal y como ocurre en los mandalas y en el yoga kundalini.

¿Considera que, en algún momento y aunque sea de manera puntual, ha habido en su obra una relación con la cultura, el pensamiento o el arte de Asia oriental (Japón o China), India, Tíbet, Nepal o el sudeste asiático? ¿Cómo caracterizaría esa relación o influencia? ¿Es de tipo formal y visual o intelectual y literaria?
Respuesta afirmativa a toda la pregunta, particularmente respecto a China y Japón.
¿Cuáles han sido sus puntos de referencia, sus fuentes y sus experiencias personales en torno a este tema?
En mi primera visita al Victoria & Albert Museum, en la primavera de 1962, llamó mi atención una vitrina con una colección de loza dorada que antes no había tenido ocasión de conocer en España. Me interesé por la cerámica levantina y este interés me llevó a la persa, y esta, al llegar al período Safawí, indefectiblemente me condujo a la China. La porcelana industrial, emblema y orgullo de los emperadores chinos, vino a ser mi punto de partida. Un elemental y útil celadón puede ser una manifestación y presencia, ahí, a la vista y al tacto, de los principios fundamentales del pensamiento oriental; sincretismo, en este caso, de taoísmo y confucionismo.
Eudald Serra, viajero infatigable, dijo: "Hay que verlo todo. Todo lo que sepas lo sabrás porque lo hayas visto, no porque te lo hayan dicho". ¿Ha viajado y conocido personalmente aquellos lugares por cuya filosofía, estética, tradición y arte se ha sentido atraído?
Eudald Serra tiene mucha razón, pero Antoine de Saint-Exupéry afirma en El Principito: ".Hay que saber con el corazón porque lo esencial no es accesible a los ojos".
¿Cómo se ha enfrentado a esas referencias que le han interpelado o cómo ha trabajado con ellas?
Nunca tuve conciencia del cumplimiento de un propósito ni de nada parecido, sino de un dejarse llevar a otra nueva dimensión.
¿Considera que este encuentro fue una relación puntual, efímera, parcial o algo que ha calado hasta convertirse en parte de sí mismo? ¿Respondía ese encuentro a una sintonía personal?
Desde luego, no ha sido nada efímera; mi relación con la estética y el pensamiento oriental es de complementariedad necesaria y constructiva. Respecto a mi inclinación por el taoísmo, resultó ser, sobre todo, terapéutica.
Relación, influencia, copia, inspiración, punto de partida, reconocimiento de lo propio en el otro o en lo ajeno… En su caso, ¿cuál cree que es el término más adecuado para describir el fenómeno del que estamos hablando? ¿Y si hablamos más en general del arte contemporáneo español?
Sí, creo que "reconocimiento de lo propio en el otro" es bastante acertado. En mi caso, también podría ser el cumplimiento de una nostalgia de algo presentido.
¿En qué medida cree usted que el pensamiento y la cultura asiática y su plasmación material (artes plásticas, jardinería, teatro, poesía, etc.) han influido en el desarrollo del arte contemporáneo? ¿Y, de nuevo, en el caso español?
En cuanto al arte contemporáneo español, es evidente que ha tenido influencias culturales de Oriente, pero de forma indirecta, a través de América y Europa; se podría decir que como los niños venían de París. El dadaísmo, el surrealismo y el existencialismo se corresponden con el carácter libertario del espíritu taoísta o el humor absurdista del budismo zen, y todos ellos tienen su punto de partida en la transcendencia fundamental del vacío.
¿En qué momento piensa que esta influencia ha sido más significativa? ¿En la primera mitad del siglo XX, a partir de los años cincuenta, en la década de los setenta o a partir de los noventa?
En España, cualitativamente en la primera mitad del siglo XX; con los comienzos del surrealismo, etc. Pero cuantitativamente en los años sesenta y setenta.
¿Considera que el público acepta de buen grado estas aportaciones ajenas? En su opinión, ¿tiene el público deseos de exotismo?
Sin reparos, pienso que el "público" no se suele enterar. El hecho de considerar este fenómeno como exótico puede indicar cierto despiste, pero con optimismo moderado quiero pensar que al "público" siempre le queda algo positivo.
¿Considera que el fenómeno de la globalización, que ha relativizado las distancias en el espacio y en el tiempo, ha acentuado las influencias mutuas entre los distintos ámbitos culturales? ¿Los ha vuelto más permeables, pero también más superficiales?
La superficialidad se dio de pleno en los Estados Unidos. Comenzó en la década de los años cincuenta, cuando los creadores del movimiento beat (sin pretenderlo en su comienzo) popularizaron el pensamiento, sin duda libertario, del taoísmo y el budismo zen. Los beatniks devinieron en hippies, ya definitivamente una moda, que hizo escala en Reino Unido para extenderse mundialmente.
Las influencias mutuas devienen en fusión, la fusión cultural es un proceso irreversible. En la actualidad, la tecnología acelera las interacciones, que podríamos denominar de alta frecuencia; los efectos de esta intensidad pueden ser positivos o negativos. Para los humanos bien dotados y en estado de gracia: la excelencia. Para los menos agraciados: el limbo.