Recitales para jóvenes en la Fundación Juan MarchEvocaciones de viaje: Música para dos pianos. Guía didáctica para el profesor

Introducción: Cuatro manos para uno o dos pianos

En la literatura pianística existen dos formas de tocar a dúo en el piano. En la primera, los  dos intérpretes comparten el mismo instrumento; en la segunda cada pianista utiliza un instrumento distinto. La primera forma suele denominarse “piano a cuatro manos” y posee un amplio repertorio ligado, sobre todo, a la música para el entretenimiento doméstico. Las obras para dos pianos, al contrario, suelen estar destinadas a la interpretación pública y, en la mayor parte de los casos, son más efectistas y virtuosísticas. La razón de esta diferencia estriba en la dificultad de desplegar todos los recursos pianísticos cuando dos personas tocan sobre el mismo teclado. Al contrario, en las obras para dos pianos cada pianista puede abarcar todo el ámbito de frecuencias y de recursos posibles que el instrumento le permite.

Los primeros dúos se publicaron en Inglaterra a comienzos del siglo XVII. Como dato curioso podríamos citar  una pieza compuesta en aquellos años por John Bull para dos músicos que compartían teclado, pero uno de los intérpretes sólo utilizaba una mano, por lo que deberíamos hablar de “a tres manos”.

A partir de mediados del siglo XVIII los compositores atienden de una manera constante la demanda de música para piano a dúo. El carácter doméstico de la interpretación a cuatro manos se aprecia en el famoso retrato de la familia Mozart de Johann Nepomuk de la Croce, en el que Wolfgang Amadeus y su hermana están sentados al piano con las manos sobre el teclado, mientras su padre porta un violín. Schubert fue uno de los compositores que más obras escribió para piano a cuatro manos. Otros muchos compositores, desde Mozart a Ligeti, han ampliado el repertorio para el dúo pianístico.

Durante los siglos XIX y XX se amplió la literatura pianística de manera considerable y también el repertorio de piezas para dos ejecutantes. Sin embargo, la nueva estética del romanticismo propició la utilización de dos pianos para ampliar los efectos y la sonoridad del instrumento. Liszt, por ejemplo, transcribió para dos pianos obras de Beethoven, y fue muy frecuente en esta época comercializar en versiones de este tipo los conciertos para piano. Además de los autores de las obras que se interpretaran en este recital, ha habido otros muchos que han compuesto música para dos pianos: Saint-Saëns, Bartok, Hindemith, Rachmaninov, Messiaen, etc.

Retrato de la familia Mozart, por Johann Nepomuk de la Croce
Retrato de la familia Mozart, por Johann Nepomuk de la Croce

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