La obra transcurre en una bonita sala, con mucho aseo pero ningún lujo, en donde hay un piano. Tras el «Preludio» se ve a Elvira que, un poco cursi, canta una sentida melodía que acaba convirtiéndose en un vals (núm. 1). Habla con acento francés y dialoga con Presentación, una gaditana muy redicha. Ambas esperan la llegada de un profesor de guitarra, canto y declamación que viene de Cádiz para instruir a Elvira. Mediante la carta de un amigo se enteran de que el maestro está enamorado de Elvira a quien escuchó cantar en el Teatro Principal de Cádiz, que se presentará disfrazado y que tiene alguna manía: no soporta que se cante mal su canción favorita «La paloma» y le gusta hablar en francés e italiano.
Aparece Don Gumersindo, un tipo grotesco que acostumbrado «a mirar y oler» no tiene dónde caerse muerto. Entra en la casa y mientras espera en la sala canta unos cuplés (núm. 2). Busca a Aniceta que le guisaba unos riñones riquísimos. Aparecen Elvira y Presentación que de inmediato le confunden con el profesor y todos cantan el terceto que acaba a tiempo de bolero (núm. 3). Al finalizar, ellas salen y entra sigilosamente Alfredo que cierra las puertas, se sienta al piano y canta «La paloma» (núm. 4.). Él es el profesor, pero cuando acaba la canción obliga a Gumersindo a decir que es él quien cantaba. Se marcha.
Entran Elvira y Presentación que alaban la interpretación y, emocionadas, obligan a Gumersindo a coger la guitarra y cantar. Este se decide por «La abuelita» que canta con voz de vieja (núm. 5). Empeñada en hacerle confesar, Elvira comienza a hablar en italiano desarrollándose un diálogo muy macarrónico antes de que comience a cantar «La paloma» que, intencionadamente, hace de manera equivocada, y que Alfredo continúa desde el interior (núm. 6).
Definitivamente, Alfredo se presenta, y Gumersindo explica que él no era quien cantaba. Presentación aparece con los riñones que Gumersindo identifica como «¡La salsa de Aniceta!». Pero esta ya no vive en la casa porque Presentación la despidió. Alfredo resuelve el enredo y todos se amigan. «Fin de juguete».