El público del género chico estaba formado por gente de toda condición: profesionales liberales, artistas, toreros, pintores, políticos, catedráticos, militares, altos funcionarios, hijas de ilustres familias… También acudían los amigos de la bulla: estudiantes, funcionarios, jóvenes militares, clac y reventadores. Durante el fin de semana se reunían en el gallinero criadas, vendedoras de mercado y modistillas.
Los reventadores que procuraban que la obra fracasara se enfrentaban a la clac que trataba de fomentar el aplauso del público.
Cercano el siglo XX, la alta burguesía y la aristocracia no concebía meterse en la cama sin pasar antes por el Teatro Apolo, Eslava o de la Zarzuela. Era un público juerguista que tras la cuarta sesión del Apolo aún iba al café Fornos donde se congregaban los artistas.
Hacía 1900 los ministerios y tiendas no abrían hasta las 11 de la mañana.
Inauguración del Teatro Apolo (1873)
Audición 4
Manuel Fernández Caballero: «Coro de la introducción» (El dúo de la africana)
Habla de las costumbres de las tiples que justifican la llegada tarde a un ensayo porque habían estado de juerga nocturna.