3 MÚSICA Y PINTURA

SABEMOS QUE música y pintura son dos artes bien diferentes que discurren por canales sensoriales distintos: el oído y la vista. Tampoco la dimensión que ocupan es la misma: para interpretar y escuchar una composición es imprescindible el factor tiempo, mientras que la pintura puede contenerse visualmente en un instante como obra acabada ya que es un arte espacial, estático y que trata imágenes.

A pesar de las evidentes diferencias existentes, desde la antigüedad clásica, músicos, pintores y otros artistas han reflexionado acerca de las relaciones y paralelismos entre las diferentes artes. Pero fue a partir de los primeros años del siglo XX, cuando la exploración de las analogías entre la música y las artes visuales se hizo más intensa, plasmándose además en multitud de escritos, composiciones musicales y obras plásticas.

Esto se debió, por una parte, al auge de la polisensorialidad, las llamadas percepciones sinestésicas, a las que debemos agradecerles gran parte de la obra de artistas como Kandinsky o Messiaen. Por otra parte, una vez superado el arte figurativo, se crea la necesidad de otorgar un valor objetivo al color, al diseño o al dibujo, basado en sus cualidades físicas.

A través de la analogía con la música la pintura y la escultura pasaron a concebirse como creaciones basadas en la experiencia interna y no como meras reproducciones o copias del mundo exterior, convirtiéndose éste en uno de los argumentos más frecuentemente esgrimidos para defender el arte abstracto o no objetivo.

Paul Klee ha sido uno de los pioneros en la imitación de la música en su lenguaje plástico, llegando a conseguir un idioma propio. De hecho, es considerado «un maestro de la composición» por músicos como Stockhausen o Pierre Boulez. La música está presente en su obra a través de diferentes modelos de relación formal que visualiza en el espacio. Tanto en sus cuadros, como en los abundantes apuntes y trabajos teóricos, se encuentran presentes de forma permanente conceptos como tonalidad, ritmo, repetición, variación, acento, textura, línea o armonía.
Klee, como otros tantos artistas de su época, también era músico instrumentista (Kandinsky, por ejemplo, tocaba el violonchelo). Sin embargo, no mostró un especial interés por la música compuesta por sus contemporáneos, si bien estudió y asimiló las técnicas y procedimientos propios de corrientes como el atonalismo o el serialismo.

Vamos a realizar un recorrido paralelo al repertorio programado en el concierto Paul Klee, el pintor violinista, relacionándolo con los elementos musicales en torno a los que se articulará el guión (melodía, polifonía, color y ritmo) así como con las teorías pictóricas de Klee.



Ad Parnassum, 1932

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