3 MÚSICA Y PINTURA

Preludios de SCRIABIN

Alexandr Scriabin (1872-1915), indagó en la búsqueda de equivalencias entre sonido, color y sentimiento, con teorías tonales parejas a las que exponía Kandinsky.

Este músico ruso poseía sinestesia y percibía con claridad el color asociado a cada sonido musical. De este modo, intentó demostrar la relación entre tono y color, adjudicando un valor cromático a una escala tonal ordenándola según el círculo cromático de Newton y trasladando sus percepciones a un teclado. Posteriormente diseñó un clavier à lumières (teclado luminoso) que proyectaba en una pantalla los colores correspondientes a cada tono musical, con el fin de convertir su quinta sinfonía Prometeo. Poema del fuego (1910) en una obra audiovisual. Sin embargo, este invento nunca llegó a llevarse a la práctica, por lo que su Prometeo tuvo que interpretarse acompañado únicamente por unas diapositivas de colores. Creador místico, llegó a reemplazar el sistema tonal tradicional por uno propio, basado en el «acorde místico», construido sobre intervalos de cuarta: do - fa# - sib - mi' - lab' - re'.



Teclado de luces

Disposición de las notas y equivalencia
en el círculo cromático de Newton


Las obras para piano de Scriabin son extremadamente complejas desde una perspectiva técnica y estilística. Las primeras presentan influencias de Chopin y las últimas son de una gran modernidad para la época en la que fueron compuestas. El propio Scriabin fue un virtuoso concertista de piano, a pesar de que sus pequeñas manos apenas llegaban a abarcar una octava.

Un preludio es una pieza breve para piano, de carácter evocador, que surge de pequeños fragmentos melódicos o rítmicos. En el recital escucharemos seis de estas miniaturas de Scriabin (ninguna sobrepasa el minuto y medio), pertenecientes a las Op. 2, Op. 11 y Op. 22, escritas entre 1888 y 1897.


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