Iberoamérica
Análisis del texto
Si normalmente es la música la que adapta las letras de los poemas, en el caso que aquí nos ocupa el viaje es de vuelta, ya que Borges poetiza un género musical argentino, la milonga. El origen popular de este tipo de canción rioplatense queda explicado en este enlace:
http://es.wikipedia.org/wiki/Milonga_(m%C3%BAsica)
La estructura de este poema-canción es estable —estrofas de seis versos con la siguiente distribución: 8-, 8a, 8a, 8b, 8b, 8a, salvo en la primera donde la rima se distribuye en: -, a, a, b, a, b—. Sin embargo, cuando llegamos a las dos últimas estrofas se aligera un verso en la primera y otro más en la segunda. No obstante, la rima se mantiene en ambas en a, b, b, a, aportándoles aspecto de redondilla. Por otra parte, destaca la rima marcada en consonante a lo largo de todo el poema, lo cual proporciona al texto una sonoridad muy musical.
Dado que se trata de una composición popular, es fácil detectar en el poema características de este tipo de poesía como la apelación al público —«Velay, señores, la historia»—, la estructura narrativa, un vocabulario fiel a los usos populares —fierro, taba, cuchilleros…—, etc.
La historia que se cuenta aquí es cruel y sangrienta: el asesinato del menor de los hermanos Iberra a manos del mayor, ya que el primero «…debía / más muertes a la justicia». El episodio de este asesinato se desarrolla entre las estrofas tercera y sexta, las cuales van precedidas de una especie de introducción que sitúa al lector en una geografía (Turdera y Adrogué, ciudades situadas al sur del Gran Buenos Aires) y un tiempo pasado relativamente cercano. No obstante, lo más interesante del poema no es la anécdota, sino la estrofa final que, a modo de conclusión o invitación a la reflexión, plantea un mal bíblico, la tragedia de Abel y Caín.
Análisis de la música
El compositor usa solo 6 de las 7 estrofas del poema, eliminando la penúltima para lograr una mayor simetría, ya que la estructura musical responde a un sencillo esquema AA (estando A formado por la introducción del piano y 3 estrofas).
Desde los primeros compases, a cargo del piano, se aprecia ese sabor argentino por el tipo de acompañamiento: la acentuación en determinadas notas graves muy marcada, los mordentes que decoran el sonido y el contratiempo como protagonistas en figuraciones ágiles.
La voz presenta un estilo fundamentalmente silábico, puesto que tiene mucho texto que narrar con claridad y de forma emocionante para que la historia enganche al oyente. En los inicios y finales de estrofa se «arrastra» un poco la melodía, una característica muy típica del folclore uruguayo y argentino, para crear expectación y para cerrar la frase, respectivamente. En esos momentos el piano apoya el suspense con acordes puntuales ayudando a las cadencias con contundencia.