Al amparo de la corriente romántica surge el nacionalismo. La excusa ideológica que pone en marcha este movimiento se fundamentará en la reivindicación del concepto de «pueblo». El pueblo se entenderá como el conjunto de personas que mantiene las esencias propias de un territorio. Estas esencias colectivas, que se hallan desde el principio de los tiempos en la cultura —llamada folclore—, en la manera de vivir, de expresarse..., han sido subyugadas a lo largo de la historia por una serie de preceptos ajenos y/o contrarios a dicha idiosincrasia. Si además a esto se le añade algún que otro episodio histórico de conquista del territorio por parte de otro pueblo, la coartada del nacionalismo consigue la cuadratura del círculo de su legitimación.
El centralismo del despotismo ilustrado y los vaivenes históricos de las primeras décadas del siglo XIX español contribuyen decisivamente a las reivindicaciones nacionalistas de algunos territorios españoles, aquellos que poseen una lengua propia. Y se produce precisamente en estos porque una de las herramientas más útiles a la causa nacionalista es la lengua, depósito mítico de la esencia de una comunidad, ya que a través de esta cada pueblo expresa su exclusiva interpretación de la realidad.
Este fenómeno lingüístico-nacionalista se traduce en literatura en una serie de movimientos que pretenden recuperar la lengua de cada región y elevarla al nivel de lengua de cultura a través de su uso literario. En Cataluña se llamó Renaixença, en Galicia Rexurdimento y en el País Vasco se recuperó la tradicional literatura oral de los bertsolaris —poetas que improvisaban versos sobre cualquier tema en disputas poéticas celebradas con motivo de fiestas o certámenes—.
Este es el momento histórico fundamental para la producción literaria en las lenguas periféricas de España y aquí hay que buscar el origen de la buena salud que a día de hoy mantienen en general sus literaturas. Y es aquí también donde hay que indagar para hallar la raíz de un poeta como Ramón Cabanillas y su poema «Aureana do Sil», que aparece en el programa. Aunque Ramón Cabanillas no pertenece al Romanticismo, pues nació en Cambados en 1876 y murió en esta misma población en 1959, el hecho de que su producción poética esté escrita en gallego lo vincula de manera directa al auge del uso del gallego en literatura gracias al empuje del Rexurdimento romántico. Para saber más de este poeta gallego y en gallego, se puede consultar el siguiente enlace:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ram%C3%B3n_Cabanillas
Actividad 4: La música de la poesía. Incluso en idiomas que no conocemos, la poesía tiene un ritmo y una rima que dan al texto un aire musical y que el oído percibe. Leed en clase algunos poemas en otras lenguas (catalán, gallego, inglés, francés, italiano...) y descubridlo.