Ninguna. A menos que haya confundido el hecho de ser artista con el de ser técnico o científico. La tecnología está demasiado presente. En general, no me interesa el arte tecnológico si no conlleva un contenido que transcienda o justifique el uso de esa tecnología.
Creo que el artista no debe demostrar nada y menos una habilidad técnica; lo que espero de la obra es que emita una emoción, que cuestione mi percepción y mi relación con el mundo; y si las altera, mejor.
No obstante la diversidad formativa observada en aquellos artistas que han desarrollado un trabajo significativo en este ámbito, de cara a diseñar un itinerario formativo que relacione a un alumnado con las prácticas, las técnicas y las perspectivas que ha desarrollado el arte sonoro, la idea de una formación mixta y equilibrada, que abarque e interrelacione aspectos técnicos, tecnológicos y estéticos, parece una fórmula aconsejable.
No sé.
Formación teórica, a partir sobre todo de la lectura de textos. En cuanto a la formación práctica, soy más partidario, en mi caso, del autoaprendizaje.
Todos los artistas debemos tener una formación amplia, lo requiere la obra.
Pues tampoco lo sé, porque en el arte, incluido el sonoro, soy autodidacta. No creo que para practicarlo se necesite una formación especial, seguramente tenerla ayuda, pero también cada cual puede inventar su propia técnica, si tiene ideas y constancia.
La más amplia posible.
Puede ser perfectamente autodidacta y marcarse su propio camino adquiriendo la formación que considere precisa.
Dependiendo del tipo de obra que se realice, puede ser necesario un conocimiento sólido de la música o de las artes visuales, además de una base cultural amplia que abarque la historia de las prácticas sonoras.
Ninguna específica. Pero, en cualquier caso, preferiblemente no académica.
La que le abra la mente y le permita dejar atrás conceptos de siglos pretéritos.
La cuestión podría matizarse en función de si la formación se plantea como académica o no académica. En cualquier caso, considero que debería tener una formación que respetara la posibilidad de mantener una mente abierta, ya que el arte sonoro es una manifestación poliédrica. Debería conjugar aquella que le permitiera conocer las claves fundamentales que han llevado a consolidar el término que hoy conocemos como «arte sonoro» con aquella otra que le permitiera conocer para experimentar de una forma creativa con algunas técnicas y metodologías que la hacen posible. Las formas de aprender y llevar a la práctica son tantas y tan variadas como artistas existen en el mundo.
La que necesite para desarrollar al máximo las obras que pretende hacer. Esta formación podría contener conocimientos de acústica y organología, de escultura e instalación, de música (armonía e instrumentación) y de ingeniería de sonido.
Es necesaria una formación conjunta teórica, artística, científica y técnica, en la que el componente práctico y una buena base histórica sean fundamentales. Actualmente, en nuestro país, no existe la posibilidad de formarse en este campo de una manera sólida. Y por lo general los jóvenes que desean adquirir un conocimiento mayor deben salir fuera de España.
Multidisciplinar y específica.
Ser un artista.
Me resulta difícil responder a esta pregunta, pues no soy propiamente un músico, pero creo que la formación convencional clásica y la práctica de algún instrumento puede, del modo más eficaz y rápido, ayudar al artista que quiera especializarse en lo sonoro.
¿Qué formación específica debería tener un artista contemporáneo? La respuesta para mí es exactamente la misma: Ninguna en particular. Se puede llegar a la creación sonora, se llega a ella de hecho, desde múltiples perfiles.
Creo que, sobre todo, debe conocer el arte de su tiempo, además de lo realizado históricamente por sus predecesores en este campo desde comienzos del siglo XX.
La tecnología, cada vez más socializada, permite alcanzar hoy en día una enorme plasticidad artística con este medio, pero deben conocerse bien sus principios físicos y técnicos, ya que ello nos permitirá aprovechar al máximo sus recursos expresivos.
Ninguna, o en todo caso la que considere necesaria.
Sería interesante tener conocimientos de música e historia del arte, así como de las interfaces de algunos instrumentos electrónicos o programas informáticos.
Parece que lo primordial sería adquirir un conocimiento profundo del fenómeno sonoro desde una perspectiva acústica y psicoacústica, lo que debería complementarse con una formación musical, con estudios sobre las formas espaciales, las artes plásticas, la luminotecnia y también, claro está, la tecnología propia de estos múltiples campos, comenzando con la correspondiente al sonido.
De composición musical.